En nuestro ministerio, nos dedicamos a predicar fielmente la sana doctrina de Jesucristo, tal como nos fue revelada en los Evangelios. Proclamamos a Cristo crucificado y resucitado, afirmando que Él es el único camino hacia la salvación y la vida eterna.
«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Juan 14:6
Creemos firmemente en la obra activa y poderosa del Espíritu Santo hoy, tal como se manifestó en los tiempos de la iglesia primitiva. El Espíritu Santo, nuestro compañero fiel, no solo nos impulsa sino que también nos capacita para predicar el evangelio con valentía y claridad, tocando corazones y transformando vidas.
«Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.» Hechos 1:8