Emanuel Hernández, cuyo nombre significa "Dios Con Nosotros," nació bajo una promesa divina dada a su madre, la sierva de Jesucristo Luz E. Rivera quien hoy mora con el Señor. Desde el vientre de su madre, Dios lo escogió para llevar Su palabra y presencia en estos tiempos finales. Sin embargo, su camino no fue sencillo.
Durante su adolescencia, Emanuel cayó en las garras de las drogas. La influencia del enemigo quien sabía de la promesa que sellaba su vida lo llevó a un mundo oscuro y destructivo a la temprana edad de 12 años. Por muchos años las drogas se convirtieron en su prisión, y parecía que no había esperanza a la vista.
Pero Dios tenía planes sorprendentes para el. A través de una intervención divina, a la edad de 24 años Emanuel pasó de estar sumido en las drogas a unirse al 5th Grupo de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos en menos de seis meses. Fue un giro extraordinario del destino.
El Army le brindó habilidades tecnológicas que nunca habría imaginado en su infancia en Puerto Rico. Dios lo estaba forjando, al igual que José en la casa de Potifar, para un propósito especial.
Cuando estaba a punto de salir del Army, Dios intervino de nuevo de una manera sobrenatural. Emanuel conoció a quien es hoy su esposa Yadira Melgar en el parking de un local y decidió mudarse a Nashville, TN con ella. En solo unos meses le pidió matrimonio y viajaron a Honduras. Lo que debió haber sido un viaje de seis meses para reunir a sus familias y celebrar su unión matrimonial se convirtió en cinco años en un país extranjero.
Dios tenía un propósito en esta tierra que Emanuel nunca había imaginado. Mientras muchos buscaban salir de Honduras, Emanuel se enamoró del paisaje y de su gente de una manera sobrenatural. Descubrió una nueva forma de vida, una vida centrada en la fe y la simplicidad, y vio cómo Dios sostenía a Su pueblo día a día.
Fue en Honduras donde Dios le permitió utilizar las habilidades tecnológicas adquiridas en el Army para levantar un imperio tecnológico sin precedentes. Emanuel se sumergió en el mundo del mercadeo, el desarrollo de tecnologías y la industria de blockchain. Generó ingresos significativos y experimentó la prosperidad.
Junto a su esposa, recorrió más de 40 países, sumergiéndose en diferentes culturas. Aunque la vida parecía lujosa desde fuera, por dentro no había felicidad ni satisfacción. Dios estaba llamando a Emanuel a un propósito más grande. A pesar de su éxito, el se dio cuenta de que la verdadera felicidad no se encontraba en la riqueza ni en las experiencias mundanas.
La pandemia llegó y detuvo sus viajes por el mundo. Emanuel, impulsado por el Espíritu Santo, cambió su enfoque. Entregó el dinero, las empresas todo lo que tienia a los pies de la cruz, para dedicarse completamente a Dios y Su propósito.
Desde el año 2021, Emanuel comenzó a profundizar en una relación íntima con el Espíritu Santo. Dedicó cada vez más tiempo a la oración y a la lectura de la Palabra. Su búsqueda constante de la presencia de Dios lo llevó a pasar entre 10 y 15 horas diarias sumergido en la comunión con el Señor. En ese tiempo, experimentó una transformación espiritual profunda. Su vida y su perspectiva cambiaron a medida que se entregaba completamente al propósito de Dios.
En noviembre del 2023, guiado por el Espíritu Santo, Emanuel comenzó a predicar el Evangelio a través de plataformas digitales como TikTok, Facebook y YouTube. Desde el primer video, vio la mano de Dios obrando maravillas. Testimonios de todo el mundo llegaron, y Emanuel experimentó el poder de la obra del Espíritu Santo incluso en el mundo digital.
Hoy, junto a su esposa, Emanuel lidera el ministerio "Dios con nosotros", dedicado a predicar la sana doctrina de Jesucristo y la obra activa del Espíritu Santo. Su testimonio es un ejemplo poderoso de cómo Dios puede transformar vidas y usarlas para Su propósito divino. Desde una vida marcada por las drogas, las guerras y la obsesion por el trabajo, hasta liderar un ministerio dedicado a la Palabra de Dios, Emanuel es una prueba viviente del amor y la gracia de Dios. Su viaje es un recordatorio de que, sin importar cuán oscuro sea el pasado, siempre hay esperanza en el abrazo del Espíritu Santo, porque Dios está con nosotros.
«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor»
(Lucas 4.18-19).
«Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios»
(1 Pedro 4.10).